TRADUCIDO POR ANA MORENO. ARTÍCULO ORIGINAL AQUÍ.
Este blog es el segundo de una serie de tres partes sobre las personas con atracción al mismo sexo (gay), el Espíritu Santo y la Iglesia. (Puedes encontrar la primera publicación aquí). En esta segunda parte, exploraremos 5 formas en las que el Espíritu Santo busca consolar y cuidar a las personas que experimentan atracción al mismo sexo (gay).
Si a las personas gay no se les promete que el Espíritu Santo cambiará sus atracciones hacia el mismo sexo en atracciones hacia el sexo opuesto, ¿entonces qué? ¿Qué se les promete a los cristianos gay? ¿Cómo está Dios llamando a estas personas a manejar su sexualidad, y cuál es el papel del Espíritu Santo en ello?
El Espíritu Santo promete consolar y cuidar a las personas que experimentan atracción al mismo sexo de cinco maneras:
1. El Espíritu Santo promete habitar en nosotros
1 Corintios 3:16 y 6:19-20 nos recuerdan que nuestros cuerpos son templos y que el Espíritu de Dios habita en nosotros. Por lo tanto, los cristianos deben honrar a Dios con sus cuerpos. El cómo manejamos la dimensión sexual de nuestra persona es importante pues nuestros cuerpos no son nuestros; éstos han sido comprados con un precio.
2. El Espíritu Santo promete guiar nuestro pensamiento
1 Corintios 2:11, Juan 16:8 y 2 Pedro 1:21 nos recuerdan que el Espíritu Santo conoce nuestros pensamientos, juzga nuestros pensamientos y guía nuestros pensamientos hacia las cosas mejores. Todas las personas necesitan pensar en la forma en que manejan su dimensión sexual de maneras que sean guiadas por el Espíritu Santo, pero en particular ¿cómo debemos pensar sobre el manejo de la dimensión sexual para las personas con atracción al mismo sexo?
Experimentar atracción hacia personas del mismo sexo, ser gay, es el resultado de la Caída. Cuando Adán y Eva eligieron desobedecer a Dios, su pecado condujo a un efecto dominó de quebrantamiento, fractura. Su pecado torció todas las formas en que Dios había diseñado y ordenado perfectamente este mundo, hasta el punto de que este mundo, las personas que nos rodean e incluso nosotros mismos ya no somos como Dios nos imaginó al principio.
Experimentar atracción hacia personas del mismo sexo es un quebrantamiento, una fractura, una tentación hacia el pecado, pero Dios no mantiene esos pensamientos involuntarios en contra de nuestra persona. Dios no “envía a la gente al infierno” simplemente porque los chicos se sientan atraídos por otros chicos o porque las chicas se sientan atraídas por otras chicas.
Como la mayoría de los cristianos ha entendido la Biblia durante 2.000 años, Dios llama a todos los cristianos a la soltería vocacional –absteniéndose de la actividad sexual y romántica– o al matrimonio cristiano con alguien del sexo opuesto. No hay un contexto para la actividad sexual o romántica entre personas del mismo sexo que Dios bendice en las Escrituras; todas las actividades sexuales y románticas entre personas del mismo sexo son pecado.
Pero, ¿no es este entendimiento terriblemente inconveniente para los cristianos gay? ¿Cómo podemos estar seguros de que esta es la forma en que Dios ve las cosas?
La mayoría de la gente comienza con los seis pasajes de las Escrituras que muchos afirman directamente que el sexo gay es un pecado; frecuentemente se les llama “los pasajes de Clobber”. Si bien, éstos contienen evidencia significativa, también algunos encuentran formas razonables para poner en duda el qué tan convincentes son estos seis pasajes.
Lo que es verdaderamente convincente no son estos pocos pasajes, sino toda la Escritura. Consistentemente, las Sagradas Escrituras revelan el diseño de Dios para nuestras vidas y el orden de Dios para el mundo, incluso en medio de nuestras fallas o “fracturas” humanas. Cuando se trata de qué hacer con nuestra capacidad para el romance y el sexo, Dios parece ser bastante claro. Hay dos opciones para los cristianos: la soltería vocacional o el matrimonio cristiano con alguien del sexo opuesto. Jesús y Pablo alabaron y describieron tener un diseño específico. En Mateo 19 y 1 Corintios 7, hablaron de un celibato comprometido en el que uno abandona el romance, el matrimonio y el sexo para poder llevar a cabo la obra del Reino, algo que a los padres de familia [fuera del contexto y responsabilidades familiares] se les dificulta el encontrar el tiempo y la energía para llevar a cabo. En Mateo 19 y Efesios 5, Jesús y Pablo hablaron del matrimonio cristiano como una unión de por vida entre un hombre y una mujer cristianos con el propósito de disfrutar de la intimidad entre ellos, criar hijos y encarnar el evangelio.
Un cristiano no debe acercarse a Dios o a la Biblia con la pregunta: “¿Qué es permisible cuando se trata de mi sexualidad?” “¿De qué forma puedo salirme con la mía?” En vez de ello, debemos preguntar: “¿Qué es lo más sabio y lo más bueno?” “¿Cuál es el mayor bien para Dios cuando se trata de mi sexualidad?” El mayor bien para Dios sobre la forma en que los cristianos deben manejar su sexualidad, es claro: la soltería vocacional o el matrimonio cristiano con alguien del sexo opuesto.
3. El Espíritu Santo promete consolarnos en el sufrimiento
Juan 14:26, Romanos 5:5 y Juan 15:26 nos muestran que el Espíritu Santo es una guía de amor, aboga por nosotros y nos consuela en el sufrimiento; ¡esta es una buena noticia para el cristiano que experimenta atracción al mismo sexo!
Muchas personas gay sintieron vergüenza hacia Dios, desde una edad temprana, al ser conscientes de su experiencia de sexualidad, y trataron de ocultarla a Dios para sentir menos vergüenza… Aunado a esto, probablemente hemos escuchado también cómo La Biblia y la oración han sido utilizadas como “armas” por personas cristianas para “convertir a las personas gay en heterosexuales”. Tiempo después, cuando las personas gay se fueron dando cuenta de que esa orientación no cambiaba ni iba a cambiar, y que Dios no respondía a sus súplicas para ello tampoco, éstos se enojaron con Dios por el hecho de “permitir su experiencia de atracción al mismo sexo y no aliviarlos de esta carga”. Todo lo anterior termina sumándose pareciendo llevar a que las personas gay sientan que “Dios está lejos de ellos”. Ellos quieren desesperadamente sentirse cerca de Dios, pero terminan sin saber cómo hacerlo. ¿Cómo podemos cuidar a las personas gay en este espacio?
Les podemos asegurar que Dios no se sorprende y que Él los ve como personas valiosas (Salmo 139). Podemos asegurarles que no tienen que cambiar su orientación sexual (es decir, experimentar atracción al sexo oupuesto) para que Dios los ame. Todos estamos “quebrantados” y también somos aceptados por un Dios lleno de gracia y de misericordia que nunca planeará abandonarnos.
En muchas experiencias que involucran guardar cosas “el secreto” y, particularmente, en aquellas que son de naturaleza sexual, el arma principal que usa Satanás es la vergüenza. Respondamos a esa vergüenza ayudando a la persona gay a identificar y rechazar los mensajes vergonzosos que se dice a sí misma y que a la vez, escucha de los demás. Las personas pueden encontrar alivio a esa vergüenza cuando comparten sus historias con otros, personas con las que experimentan que son “bien recibidos”, que son amados, que “están seguros”.
Invitemos a las personas con atracción al mismo sexo a ser sinceros consigo mismos y con Dios, Dios puede aceptar ello. Compartir de forma sincera con Dios lo que sentimos hacia Él es íntimo [algo muy bueno y necesario para crecer en mi relación y confianza con Él], incluso si sentimos que nuestras emociones están “por todos lados”. Además, esconderle a Dios esas emociones que pensamos que no debemos sentir, puede convertirse en una barrera para poder entrar en intimidad con Dios (es decir, para tener un encuentro personal y profundo con Él).
4. El Espíritu Santo promete darnos la gracia para vivir de formas que son contraculturales
Romanos 15:13, Lucas 11:13 y Hechos 1:8 muestran claramente que el Espíritu Santo es una forma en la que Dios nos da fuerza a los cristianos, es una gracia o poder que frecuentemente obra en situaciones contraculturales [es decir, fuera de lo que hoy en día, la sociedad espera de una persona que, en este caso, experimenta atracción al mismo sexo].
Una de las maneras en las que Dios llama a las personas gay, en particular, a vivir contraculturalmente es rechazar la creencia generalizada de los estadounidenses en la que “necesitamos” romance y sexo en nuestra vida, y de que tenemos “derecho” a ello. Sí, todos necesitamos de conexión, de estar en relación con otros, de conocer a otros y de ser conocidos, necesitamos dar y recibir amor. Aunado a esto, debido a que somos seres integrales (es decir: mente, cuerpo y espíritu) necesitamos conexiones a nivel cognitivo, físico y espiritual también. Sin embargo, ni el sexo ni el matrimonio están “prometidos” o son necesarios para satisfacer nuestras necesidades de intimidad, de conexión con el otro.
Ahora. Debido a que los pecados nos separan de Dios y de las personas, ninguno de nosotros puede satisfacer sus necesidades de intimidad completa o definitivamente en esta vida (Isaías 59:2). Sin embargo, aún así debemos trabajar para satisfacer esas necesidades de intimidad de forma saludable. Si no lo hacemos, terminaremos buscando alternativas destructivas e insatisfactorias (1 Corintios 7:1-40).
¿Cómo pueden las personas gay satisfacer estas necesidades de intimidad? Como cualquier otra persona, buscando una intimidad profunda y saludable. Anima a aquellos a los que acompañes o guíes, a que dejen de ignorar la soledad y comiencen a buscar relaciones saludables con amigos seguros.
5. El Espíritu Santo promete sostener nuestra fe a través de la santificación
Efesios 4:30, Juan 1:33 y Hechos 2:38 nos dicen que el Espíritu Santo nos santifica [es decir, Dios a través de su Espíritu Santo nos ayuda a dejarnos guiar por Él en nuestra vida, nos va transformando para crecer en el amor hacia los demás, hacia Él y en la forma en la que cuidamos o manejamos nuestra propia vida] y nos sostiene a través de ese proceso. La constante fidelidad del Espíritu Santo nos llena de esperanza a todos los cristianos, y particularmente da esperanza a los cristianos que viven con atracción al mismo sexo.
Para estas personas (gay) que han estado manejando su sexualidad por un tiempo, según una ética sexual histórica, particularmente en el celibato, la mayor pregunta es: “Al vivir célibes, ¿qué podemos esperar?” Los cristianos pueden abrirse camino a través del celibato por un par de años, pero después de un tiempo es agotador abandonar una vocación con poco apoyo de la iglesia, la familia o de los amigos. Mientras sus amigos se van casando y teniendo hijos, el tiempo y el espacio en sus vidas para los amigos solteros se va volviendo cada vez más limitado. Y es agotador escuchar a los pastores decir: “Jesús puede ser todo lo que necesitas”, cuando esos mismos pastores van a casa con su cónyuge e hijos cada noche.
Entonces, ¿qué futuro puede esperar el cristiano gay? Los cristianos con atracción al mismo sexo pueden esperar una vida de santificación, una vida caminando en santidad a través del manejo de la dimensión sexual de su persona. Los cristianos gay pueden esperar intimidad [una relación personal y profunda] con Dios y Su familia (La Iglesia) mientras trabajan entregándose para redimir al mundo por la gloria de Dios. Los cristianos gay pueden esperar la gracia del Espíritu Santo para seguir las enseñanzas de Dios y rendir sus fallas o debilidades a Él, sabiendo que Dios les traerá algo bueno (Jeremías 7:23).
Los cristianos con atracción al mismo sexo pueden esperar en el hecho de que Dios invita a todos a la soltería vocacional o al matrimonio con alguien del sexo opuesto, independientemente de su orientación o atracción. Éstos pueden esperar una Iglesia que se entregue con amor hacia ellos de manera excelente y donde, tanto la soltería vocacional como el matrimonio sean igualmente buenos y estén disponibles para las personas gay.
Pero hay un problema.
La mayoría de las iglesias no se entregan o sirven a las personas gay de una forma excelente. La mayoría de las iglesias en este momento, no son lugares que ofrezcan mucha esperanza a personas que experimentan atracción a personas de su mismo sexo.
Tal vez la mejor manera de responder “¿Qué pueden esperar los cristianos gay?” es: la honestidad. Para muchos, el “ser honesto” podría sonar así: “Desearía que este no fuera el caso, pero nuestra iglesia ha estado haciendo trabajo para apoyar a las personas gay y solteras durante largo tiempo. Ojalá pudiera prometerte que eso mejorará pronto, pero no puedo hacerlo. La cruz que llevarás probablemente será más dolorosa que la de muchos de tus compañeros. Eso me duele y lo siento. Se supone que el mundo no debe ser así. Se supone que nuestra iglesia no debe ser así. Así que personalmente te pido que me recuerdes constantemente que las cosas necesitan ser diferentes, y que urge cambiar de rumbo sobre esto ahora”.
No tengamos miedo de disculparnos por los pecados de la Iglesia, mejor ¡confesemos éstos en nombre de la Iglesia! No es necesario que te disculpes por tus creencias, pero puedes disculparte porque la Iglesia no ha hecho lo suficiente para ser un lugar donde las personas con atracción al mismo sexo puedan prosperar con un esfuerzo razonable de acuerdo con una ética sexual tradicional. Después de disculparte, afirma su necesidad (de las personas gay) de tener una familia comprometida, cercana, íntima. En última instancia, las personas que viven estas experiencias buscan tener la esperanza de encontrar una familia, de encontrar comunidad, de sentirse acogidos, bien recibidos.
Dios nos ha creado a cada uno de nosotros para ser familia, para ser “comunión”, para caminar juntos en comunidad, sin embargo, la mayoría de las personas gay han tenido grandes dificultades para encontrarla. Entonces, ¿cómo pueden las iglesias convertirse en lugares donde las personas con atracción a su mismo sexo puedan prosperar de acuerdo con la sabiduría de Dios? Estén atentos a la tercera parte de esta serie titulada “¿Cómo pueden las iglesias guiadas por el Espíritu ofrecer algo mejor?”